Nos vamos a Navarra, al norte de España, a visitar el espectacular pueblo de Artajona, a escasos 31 kilómetros de Pamplona, la capital de la Comunidad.
Escogimos este pequeño pero precioso poblado, ya que tiene grandes historias que involucran a la Iglesia, la Monarquía y miembros de la Nobleza durante el Medioevo, de aquello que se llamaba el “Viejo Reino”.
Artajona. Foto por Depositphotos.
¿Por qué visitar Artajona?
Desde el principio de los tiempos se tiene constancia de la existencia del hombre en estas tierras, gracias a los dólmenes descubiertos en las cercanías.
El conjunto amurallado mejor conservado y más hermoso de Navarra, también está aquí. Es tal la magnitud e importancia de Artajona, que llegó a ser el regalo de bodas del Rey de Pamplona, García Ramírez, a su esposa Doña Urraca.
Anímate y vamos a recorrer estas calles repletas de leyendas y anécdotas, y cuyas piedras nos irán contando sus verdades.
Monumentos y sitios de interés
Subimos a lo más alto de la villa y allí, en el tope de la loma, encontramos un conjunto de edificaciones adaptadas al relieve de la roca, y que se conoce con el nombre de “El Cerco de Artajona”.
Su construcción se inicia por el año 1085, y constaba de murallas y 14 Torres, lo cual indica su importancia estratégica.
En la actualidad, disfrutamos de la belleza de sólo 8 de estas Torres, las que protegen a la Iglesia Fortaleza de San Saturnino, que data del Siglo XIII. El templo de grandes dimensiones sorprende por todos sus costados, no obstante, su fachada está ricamente decorada con múltiples detalles.
En su interior, muchas de las piezas son de incalculable valor religioso, como el inmenso retablo del Siglo XVI.
Llama la atención que la Iglesia carece de cúpula, pero es que para su construcción se utilizó el techo invertido o “lomo de dragón”, como modalidad para recoger las aguas de lluvia, y hacerlas llegar al aljibe, en el interior de la misma.
Cuando iniciamos la caminata hacia el poblado de Artajona, fuera de la zona amurallada, encontramos la Iglesia de San Pedro, que aunque nos acompaña desde el Siglo XIII, ha sufrido muchas remodelaciones a lo largo de su existencia.
En el interior se encuentra una buena colección de piezas barrocas, tallas de madera, así como objetos de plata.
A medida que recorremos Artajona, un fascinante pueblo de Navarra, nos vamos deleitando con sus casas viejas, decoradas con arcadas y blasones, y hermosos áticos, todo en el mejor estilo medieval.
Por la calle Eugenio Mendioróz, las casas de piedra muestran su encanto, mientras que en la Calle Mayor, las casonas señoriales tienen sus escudos estampados en la fachada.
Otros lugares de Artajona que debes conocer
En la salida de este encantador lugar, vía hacia Pamplona, la Iglesia de Nuestra Señora de Jerusalén, del Siglo XVIII, guarda en el interior la talla de la Virgen, Patrona del caserío, que según una leyenda fue traída desde Tierra Santa, por un Caballero Cruzado.
Pero si queremos retroceder mucho más en el tiempo, debemos rodar 4 kilómetros fuera de la villa, para llegar a los dólmenes del Portillo de Enériz y de la Mina de Farangortea.
De ambos se puede decir que son monumentos funerarios de la cultura megalítica, que se desarrolló en esta zona de Navarra, y se estima que podrían datar de entre 1000 y 4000 años antes de Cristo.
El primero, muestra claramente una cámara funeraria y un corredor, con grandes piedras dispuestas en forma vertical, mientras que el segundo posee las mismas características pero en un tamaño menor.
A poca distancia de este lugar, pero de difícil acceso, se encuentra otra área arqueológica denominada Castro de El Dorre, mucho más antigua, y con una increíble muralla de piedra.
Gastronomía y Fiestas en Artajona
La tradición culinaria se basa en los platos de la abuela, tales como el pisto de verduras, o el ajoarriero. No dejamos de probar el tomate o los espárragos, al igual que la chistorra y otros embutidos.
De igual forma, el cordero o la ternera son muy solicitados, y brindaremos con vinos que tienen Denominación de Origen. Todo se adereza con el extraordinario aceite de Oliva con D.O.P.
Muchas e interesantes son también las celebraciones preparadas por los vecinos, para compartir con los turistas.
Es así que en agosto se llevan a cabo los encuentros con la historia, innovadora propuesta con la cual se reviven las épocas pasadas del poblado, destacando la toma de El Cerco, donde disfrutamos de la vestimenta de la época.
Las fiestas Patronales arrancan el 7 de septiembre con el chupinazo, en honor a la Virgen de Jerusalén, y el día 8 es la Procesión por las calles, en medio de cantos y alegría.
En noviembre son las fiestas de San Saturnino, que incluye la curiosa carrera de layas, donde los artajonenses se divierten, montados sobre aperos de labranza ya en desuso.
Ha resultado en una extraordinaria y emotiva visita nuestra estadía para conocer los orígenes de Artajona, un pueblo noble y valiente, que ha sabido mantener su memoria ancestral hasta nuestros días.